MI AUSENCIA

Río Sinú, frente al Municipio de Lorica Córdoba, Colombia
Fotografía de Irene Tapias 2011



Cuando muera, no me lleves flores

Llena mi tumba de brisa y espuma de mar

En vez de un epitafio lleno de cursis palabras

Dibuja en mi lápida un paisaje del Sinú acariciando el valle

En sus aguas una barca y dentro de ella dibújate tú

Así vivirá en mi muerte tu recuerdo

 

No vuelvas a mi sepulcro, recuérdame viva,

Riendo o contando chistes malos

Recuerda mi mirada extraviada buscándote

Guarda mi último beso, ahí donde guardas mis secretos

No llores mi ausencia, solo mi cuerpo se habrá ido

dejo los poemas que escribí

Sáciate en cada verso, imagina que te los leo al oído

 

No llores mi ausencia,

Porque viva ya he llorado la tuya

Y eso vale por dos.

Donde estés, háblame que yo te escucho

Y mi respuesta te la doy con el beso del viento.


Autor: Irene Tapias

Este Poema hace parte del libro POEMAS AL VACÍO

LINA



A sus diecisiete años

Transitaba la línea entre las ilusiones y la locura

Tejía versos en cuadernos reciclados

Se pintaba las uñas con esmalte carmesí

Espolvoreaba rubor rosa en las mejillas

Le escupía sus anhelos al mundo

 

La recuerdo rompiendo la serenidad de la siesta

Con la ronca melancolía del saxofón

Bailando y cantando rock en el parque

Siempre metida en su bombacho de overol

Calzando zapatos de trapo

 

Una noche de junio

Llegó a la puerta de mi casa

Cubierta de lluvia y de llanto

Pálida, vestía un traje oscuro

El cabello envolvía sus hombros y su espalda

Esa noche conoció las dos caras del amor

Le ofrecí una toalla, mi abrazo y un té

 

Hoy tiene la mirada opaca

Sus gestos adustos son gorjeos de la existencia

Canas prematuras se roban su juventud

Lleva en sus manos el peso de la vida doméstica

Y en las mejillas el golpe de un amor borracho

Que duele en el alma y en la piel

 

Frente al espejo

No se reconoce en esos ojos tristes

A sus espaldas, su sombra indaga el destino

En una taza de café

Intenta capturar esperanzas

que colmen su cuenca vacía

 

Hoy, nos miramos como dos desconocidas

Que sostienen una lacónica conversación

Se despide rehuyendo la mirada

Mientras se aleja por un callejón solitario

Yo, en el parasol de una heladería,

Me quedo con la imagen de la niña que fue


 


EL RELOJERO

Dedicado a Alejandro Sandoval, el relojero de mi barrio

Alejandro Sandoval, el relojero de mi barrio


El viejo relojero

llega muy temprano a esa calle del barrio

a curar las heridas de cronos

trae en las manos una sombrilla y la abre contra el sol

Se toma a sorbos un tinto que le ofrece la vecina

conversa, sabe tantas cosas

analiza, sintetiza y conceptúa con la agilidad que desarma el tiempo

 

El viejo relojero en esa misma calle

Se ha cambiado de acera varias veces en tres décadas

Nos mira a través de su lupa

ha visto crecer los niños del barrio

y desde su butaca le ha dicho adiós a las carrozas fúnebres 

que llevan los cuerpos de los vecinos muertos.

 

Los callejones del barrio cada vez están más solos

pero el relojero sigue allí

Tiene la barba blanca de tanto tejer telarañas en la pared despintada

 

En la tarde se va a su casa

 pero deja un sueño despierto

en las manecillas de sus relojes

y un par de historias amarradas a las raíces del olivo

En la noche le roba pedazos a la luna

para armar rompecabezas en una habitación oscura

hasta que el sol vuelva a alumbrar.

 

 

Autor:  Irene Tapias

Montería, Marzo 27 de 2019

 


A OJOS CERRADOS

Este es un retrato de mi rostro. By Irene Tapias


Solo con los ojos cerrados
puede una mirarse en el espejo de cronos,
mirarse hacia adentro,
 Descifrar los códigos de un mensaje escondido en el corazón
Hacer un inventario de las cicatrices,
Recontar los pasos, incluso aquellos que una vez dimos en falso.

Para hallarse, a una le toca cerrar los ojos, mirarse hacia dentro
Observar las huellas y ponerle un gps a los cariños perdidos
Dibujar el tiempo con los granos de un reloj de arena.
Rebuscar en viejos archivos las palabras que salieron sin pensar
y las que se meditaron
Colgarse las lágrimas como un dije en el pecho sangrante,
Escucharse la risa como el cantar de una guacharaca.

Con los ojos cerrados puede una desatar los nudos
de cada lazo amarrado a los pies
Con los ojos cerrados puede una evitar eclipsarse
con el destello del rayo que cae sobre el viejo camajón
y lo parte desde la copa hasta la raíz más profunda

Autor:  Irene Tapias
11 de julio de 2019

UNA DE ESAS HISTORIAS SIN SENTIDO QUE NO VAN A NINGUNA PARTE


     
Imagen hallada mediante gogle

       Sentada frente al computador Margarita vio pasar los últimos tres años y medio de su vida, como una proyección en video beam sobre sus lentes. La espera que en los dos últimos meses se volvió la más cruel de las agonías, había terminado, pero eso no la hacía sentir más tranquila, sólo era un estrujón a una herida ya contaminada.

      Un frío sepulcral penetraba por sus pies y se alojaba en el corazón, en su mente retumbaban como golpes de tambor las palabras que acababa de leer en su email “…todo en la vida se acaba. Esto se acaba aquí y ahora.” Así, sin más, como quien derriba un castillo de naipes se derrumbaban las ilusiones de un futuro junto a José, y a él ni le importaba, al contrario, dejaba entrever en su respuesta que lo deseaba desde hacía tiempo. Margarita no entendía la ironía de la vida, ese destino, titiritero implacable del que somos marionetas, da y quita sin pedir permiso, sin preguntar si todavía quieres seguir disfrutando la miel del regalo.

      Ahí permaneció cuasi petrificada, golpeada por recuerdos buenos y malos, y con una larga lista de razones para justificar la decisión que tomó; también eran grandes y múltiples las razones para sentirse frustrada. ¿Valió la pena tanto tiempo concentrada en una espera, que al final no pasó de ser una dolorosa despedida? Tantos años entregados a una quimera, años en los que se convirtió en una isla, un ser solitario, entregada al trabajo. Cuando José se fue a trabajar a la montaña, ella cometió un error que ahora jura no repetirá, pero ya es tarde, se alejó de sus amigos, tratando de evitar malos entendidos, porque la gente chismosa está en cualquier lado, sólo vivía para trabajar y esperar la llamada, el email o la visita de su amado. Hoy cuando él se va definitivamente, no tiene un hombro donde llorar, nadie cerca que la consuele y lamentablemente, el trabajo no consuela un despecho.

     Ahogada en llanto, abrió la ventana del chat, tratando de tomarse un respiro que le permitiera asimilar lo que estaba viviendo y apartar de su mente los pensamientos tristes que la sobrecogían.  E

ncontró conectado a su amigo el escritor, ese ser con quien había compartido de manera virtual desde hacía mucho tiempo, y había visto físicamente pocas veces, circunstancia que nunca fue un problema para ser buenos amigos.
_ Hola
_ Hola Margarita, cómo estás?
_ Bien Néstor, y tú.
_ Trabajando.
Quince minutos después. – ¿Margarita, estás en la montaña? ¿Cuándo te casas?
_ No… terminé con José, acabó
_ Tranquila amiga, todo pasa

      Al cabo de un rato Néstor llamó a Margarita a su celular, en ese momento sus palabras fueron realmente consoladoras. Pasaron varios días, Margarita siguió su rutina, hasta que ese viernes casi al anochecer se encontraron otra vez en el chat.
_ Hola amiga.
_ Hola Néstor.
_ Hoy es viernes. Te invito a un trago.
_ No, mejor una cerveza.
_ Vale, cerveza, pero no una, dos.
_ Que sean tres.
_ Nos vemos en el bar del Sol.
_ En una hora y media nos vemos.

     Margarita apagó la computadora y fue a darse un baño con agua de girasoles, se puso un vestido negro y tacones rojos. Llegó puntual al bar y en la barra estaba Néstor, ese fue el inicio de una noche fantástica, hablaron de lo divino y lo humano, excepto de José y su cruel partida, entre copa y copa salieron a relucir cosas de la vida de ambos, la música y el trago hicieron lo suyo, mientras bailaban.
 _ No sé bailar Margarita.
_¿Y me lo dices después de la sexta canción? La verdad, yo tampoco sé…
_ Ese vestido te queda precioso… ¡Me parece increíble que una mujer hermosa como tú, se ruborice así por un cumplido¡

     Margarita sabía que el vestido le quedaba hermoso, sabía también que no era miss universo, pero tenía la certeza de ser una mujer bonita, sin embargo, no estaba acostumbrada a que se lo dijeran, porque generalmente la gente prefiere alagar su inteligencia. En ese momento, no se sentía abrumada por el cumplido, sino por los recuerdos, y no pudo evitar ser presa de un pensamiento que salió casi como un sollozo – ¡a él le fascinaba verme vestida así!
_¿Qué me decías?
_ Me siento cansada.

     De lo único que Ella estaba segura era de su deseo de exorcizar ese fantasma. Sentados nuevamente en la barra, los ojos de él se perdieron en los de ella y sus manos se entrelazaron, Ella temblaba y a él el corazón le latía demasiado rápido, mientras sus labios se acercaban…
_¿Me llevas a la casa?
_Todavía es temprano
_ Son las dos de la mañana, me siento agotada.
_ Vamos

      Durante el recorrido ninguno de los dos pronunció palabra alguna, Ella miraba por la ventanilla las luces que iluminaban las calles solitarias, Él la atisbaba de reojo y trataba de concentrarse mientras conducía. En la mañana siguiente se sorprendió al encontrar en la almohada una rosa blanca y una nota que decía “gracias por una noche inolvidablemente especial”
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Autor: Irene Tapias 
Montería, 7 de septiembre de 2010


La deuda

fotografo: Samir Ortiz Altamiranda

Le adeudas a mi infancia
El beso a la hora de dormir
El final del cuento de Hansel y Gretel
El barrilete que íbamos a elevar
Nuca lo vi volar junto a las golondrinas
Bajo el sol en el atardecer

Le adeudas a mis horas de infancia
La muñeca que baila y canta
La caricia que consuela
La pérdida de un examen de ciencias

Cuando te fuiste,
La música se fue detrás de ti
Acariciaba tu sombra,
Te cantaba en susurros mi nombre
Y yo quedé en silencio…

La niña que fui te esperó
Con una bolsa de tela
Repleta de caracuchas y piedras de mar
Para el repaso de las tablas de multiplicar

Te esperó
Para ir al circo, a cine y a Samaria
Pero solo llegó tu ausencia
y la arrulló en la mecedora

Se hizo dos trenzas,
Para no envejecer de espera
Se pintó una sonrisa de colores
Y se enamoró de la poesía
Era feliz soñándote en cada verso
 
Autor: Irene Tapias C. 

LA CALLE

Fotógrafo Samir Ortiz Altamiranda


La calle es un sitio solitario,
No hay transeúntes, sólo sombras
Que tropiezan entre sí.

Sombras, seres alienados,
Miembros ad honorem del club de consumidores.
Sombras, desvanecidas,
 en el ajetreo cotidiano de dolores vernáculos,
Regalando al prójimo desmigajados gestos de humanidad
Si el afán lo permite

Sombras temerosas, desconfiadas unas de otras,
Compartiendo el mismo espacio, el mismo tiempo
La misma huella, el mismo cielo
El mismo sol, la misma lluvia.
Eslabones de una misma cadena
Y al fin sombras humanas; nada más...

Autor: Irene Tapias





EN LAS CLARABOYAS DE LUNA NEGRA



Para Antonio María Cardona,
 amigo y compañero de eternas horas robadas para la poesía

Entrada de Luna Negra. / Fotografo(a) Irene Tapias

Somos, Antonio, viajeros
esperando un autobús que no llega
Mientras pasan las horas de la madrugada,
vuelve a leerme un cuento
Ese que evoca a Gabo y los amores incestuosos

Pero, no me compares con Chereczada,
Sólo soy una niña que sueña
En el vientre de mi madre inventaba historias
Para escaparme de la muerte.

Cuando el frío arrecia y la ventisca es fuerte,
sólo en un abrazo podemos guarecernos
Soy la niña que te recibe en un abrazo
La risa que se cuela por las claraboyas de tu casa

Quiero refugiarme en tu luna negra
Porque hasta allí mi soledad no llega
Desde la hamaca verde veré
Cómo la poesía y la naturaleza se vuelven magia
Siéntate a mi lado y mese la hamaca
Arrúllame con un cuento
que hable de mar y de ballenas
Yo, desde mi onírica realidad
alegraré tus horas con mis versos

Y si me voy, dejaré colgadas en cada árbol
Como guirnaldas las palabras de este poema
Entre las páginas de tus libros
los pétalos de mis girasoles rotos
Y en el aire mi olor de canela
En otro sueño estarán mis pasos
tropezándose con la vida

UN INICIO

Hoy comienzo una nueva etapa en mis letras, un sitio nuevo donde compartirlas con quienes a bien quieran seguirme. Mi blog anterior fue manipulado por extraños, eso me obligó a migrar, afortunadamente los textos que desde el año 2006 compartí en ese sitio, están registrados y los derechos de autor incorporados en ellos están amparados, no significa que por ello me despreocupe, porque el hecho de que me hayan bloqueado el acceso a mi blog  representa una transgresión a hacia mí como persona y como amante y creadora de las letras. 

Nada detiene mis pasos en mi anhelo de crear y avanzar en el mundo de las letras, así que recojo los pedazos y continúo el camino, porque el paradigma que rige es el vivir este hoy y este ahora tal como se presenta.