El tiempo sobre la vida es un borrador de nata
borrando lo que escribimos a lápiz.
Siempre es posible reiniciar la escritura,
aunque la huella del carboncillo
quede en altorrelieve en el papel.
Sin embargo, nada es igual.
Ni siquiera el mar en su monotonía.
Ni siquiera el sol con su bochorno.
Y en su cobarde escapada, al anochecer
cuando taciturno se esconde
tras el velo del mar en la línea del horizonte.
No es igual la lluvia, no es igual el viento
que me acaricia desprevenida,
No es igual mi pueblo,
en sus calles polvorientas corre la tristeza
y la incertidumbre disfrazada de esperanza.
No son iguales los juegos
no es igual el Sinú,
Siempre es posible reiniciar la escritura,
aunque la huella del carboncillo
quede en altorrelieve en el papel.
Ni siquiera el mar en su monotonía.
Ni siquiera el sol con su bochorno.
Y en su cobarde escapada, al anochecer
cuando taciturno se esconde
tras el velo del mar en la línea del horizonte.
que me acaricia desprevenida,
No es igual mi pueblo,
en sus calles polvorientas corre la tristeza
y la incertidumbre disfrazada de esperanza.
No son iguales los juegos
no es igual el Sinú,
sus arreboles y su brisa
Solo los recuerdos perviven intactos,
solo el silencio enmarca quimeras,
quimeras que un día fueron anhelos,
ahora solo queda
una plegaria, una ofrenda.
borrando lo que escribimos a lápiz.
Siempre es posible reiniciar la escritura,
aunque la huella del carboncillo
quede en altorrelieve en el papel.
Sin embargo, nada es igual.
Ni siquiera el mar en su monotonía.
Ni siquiera el sol con su bochorno.
Y en su cobarde escapada, al anochecer
cuando taciturno se esconde
tras el velo del mar en la línea del horizonte.
No es igual la lluvia,
solo el silencio enmarca quimeras,
quimeras que un día fueron anhelos,
ahora solo queda
una plegaria, una ofrenda.
borrando lo que escribimos a lápiz.
Siempre es posible reiniciar la escritura,
aunque la huella del carboncillo
quede en altorrelieve en el papel.
Ni siquiera el mar en su monotonía.
Ni siquiera el sol con su bochorno.
Y en su cobarde escapada, al anochecer
cuando taciturno se esconde
tras el velo del mar en la línea del horizonte.
no es igual el viento
que me acaricia desprevenida,
No es igual mi pueblo,
en sus calles polvorientas corre la tristeza
y la incertidumbre disfrazada de esperanza.
No son iguales los juegos
no es igual el Sinú,
que me acaricia desprevenida,
No es igual mi pueblo,
en sus calles polvorientas corre la tristeza
y la incertidumbre disfrazada de esperanza.
No son iguales los juegos
no es igual el Sinú,
sus arreboles y su brisa
Solo los recuerdos perviven intactos,
solo el silencio enmarca quimeras,
quimeras que un día fueron anhelos,
ahora solo queda
una plegaria, una ofrenda.
solo el silencio enmarca quimeras,
quimeras que un día fueron anhelos,
ahora solo queda
una plegaria, una ofrenda.
Autor: Irene Tapias
Libro: Poemas al vacío - Editorial UPB - 2019
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