En la casa hay un pájaro que
anida
y revolotea en la alegría de los
niños.
El pájaro abrió una claraboya
en el centro de la casa
por ahí penetra el sol y seca los
charcos
que quedaron después de la
tormenta.
En la cocina el pájaro acude con
sus alas
el polvo de los calderos viejos.
Llena los platos de esperanza
Atiborra la despensa de libros.
En las habitaciones
el pájaro picotea las almohadas
y entre sus patas aprieta
las plumas que saca del relleno,
sobrevuela a baja altura, las
riega en el patio
y quedan enganchadas en los
limoneros.
Durante el amanecer el pájaro
canta
en el quicio de la puerta
principal
su canto se proyecta en el
interior de la casa,
como un soplo divino caricia los
rostros
de la familia dormida y les
devuelve la fe.
Autor: Irene Tapias
2020
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